Ya no me duele ver la muñeca rota sobre el lecho
ni el roído rincón que ha truncado el alma hechiza
no me duele observar los instantes acribillados
por la observante incredulidad.
No existen bosques ni destierros,
ni soledades rotas tras los cristales de las lámparas,
ni las miradas confusas por el retrovisor.
El tiempo es un reo, un impreciso, un acaudalado estúpido,
que no sabe callar.
Etiquetas: Poemas
1 Comment:
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
me gusto mucho