Escrito por
Inevitable
a la/s
10:37:00 p. m.
El número no se alcanzaba a distinguir a través de las manchas de grasa y café. Tomó el boleto entre sus dedos y observo la escritura al reverso a contraluz. Creyendo distinguir algo tomó el teléfono y marcó el número. No existía. Reafirmó su creencia anterior de la imposibilidad de que ese algo funcionara, escuchó el monótono sonido del teléfono descolgado. Examinó el boleto una última vez, lo arrugó y este fue a dar al pavimento.
Etiquetas: Escolopendra
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Me gustó mucho, mucho. Tal vez el contacto entre el papel y el suelo fuera a revelar el número que faltaba para que todo encajara como piezas de ajedrez.