Escrito por
Inevitable
a la/s
6:56:00 p. m.
Cuando la luna te vio sentado en aquel marco de ventana, pensó lo mismo que yo. Tenías un cigarro entre tus labios y tu mano se mecía con fatiga, los ojos perdidos en el vacío y la espalda afuera, enfrentando el aire frío, con un puñado de estrellas apresadas en tus costillas, y un aire tan de niño que resultaba insultante.
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