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Se fini


CERRADO POR DESINTERES EN AQUEL QUE FUE EL HOMBRE, Y POR PARTICULAR INTERÉS EN MI INTEGRIDAD MENTAL.

Retazos inconexos

La gravilla lanzaba alaridos funestos bajo las suelas de sus zapatos, el tiempo estaba gris, hacía frío y el viento llenaba de suciedades los ojos; caminamos en silencio, abrazados por un silencio incómodo.

Al divisarlo más adelante se sintió invadida por la felicidad, aquella tarde, por breves instantes, tendría cerca algo que jamás sería suyo.

Era una descortesía, pero ver esos ojos cerrados y esa sonrisa de placer no tenía precio.

En su regazo sostenía un espejo en el que atrapaba de todo, polillitas, miradas, caramelos, tijeras. El espejo era un curioso modelo octogonal, siempre alojado en sus piernas, nunca lo sostuvo entre sus dedos frente a mí; mas tarde descubrí que no poseía reflejo.
Estaba constituido por cientos de puntitos luminosos que relucían como neón, pero al acercarse alguien se desvanecía, y la persona se marchaba creyendo que había sido solo un espejismo.

Mientras el sol se ponía y la catedral se sumía en la penumbra, en el penúltimo banco de atrás, en la fila de la derecha, frente a un cuadro del Via Crucis, tomó mi barbilla y susurró un acertijo en mi oído.

En el lugar donde debías estar quedaba una mancha azufrada que cubría el piso, llovía ácido a cada instante, te precipitabas como lluvia helada sobre el techo y secabas las plantas...el viento te transportaba por el cielo, algunas gotas precipitaban con fuerza, esparciendo pedacitos de ti en el pavimento o en el sombrero de los transeúntes , otras formaban charcos a través de los que espiabas los movimientos de la gente por la calle; la mínima parte se quedó rezagada en el cielo, mirando desde lo alto la crónica maturina...de esa última no me pude esconder.

Oculta en una habitación a oscuras, no pudo evitar sonreír ante la posibilidad irrisoria de estar oculta en un baño.




La luz se transfiguraba en curiosas marismas en el interior de basalto, sentado en una banca acariciando mi mano, comentó con voz ultraterrena que su sombra era mucho mas grande que la de dios


Entre la multitud tronchada de aquella mañana te divisó la espera a lo lejos, pasabas con indiferencia y pedantería, paseando como todos los domingos; sin verla.


Cuando la luna te vio sentado en aquel marco de ventana, pensó lo mismo que yo. Tenías un cigarro entre tus labios y tu mano se mecía con fatiga, los ojos perdidos en el vacío y la espalda afuera, enfrentando el aire frío, con un puñado de estrellas apresadas en tus costillas, y un aire tan de niño que resultaba insultante.

-Mmm... me gusta tu boca.
-Y a mí tus dientes.
-...¿Entonces tu boca y mis dientes están pololeando?
-Claro.

En medio del prado dos cabellos se fundían en una maraña irracional, hacía frío y los propietarios de las superpuestas cabelleras llevaban mas de una hora mirándose fijamente con las pupilas agrandadas.

ReGaLo

-¿Y qué pediste de regalo?
-Le pedí a mamá un rinoceronte, pero no me lo regaló.
-¿Y para qué querías algo tan grande como un rinoceronte?
-Para sacarte a pasear, y salir a atropellar gente y aplastar autos.
-Ah,no...para actos vandálicos no me presto...no salgo a pasear contigo si atropellas peatones.
-Bueno,bueno...no haremos destrozos, sólo iremos a pasear.

CuEsTiOnEs De EtIqUeTa


Los saludos son herramientas sociales estrenadas a menudo por las personas. Se saluda de diversas formas, cada cual dependiendo del grado de antipatía /afinidad que se sienta por la persona saludada; el contexto también influye, el contexto es la materia gelatinosa que se desliza desde el suelo a la cabeza de los contrayentes, obnubilando la vista, mareando, sonrojando, o produciendo en estos diversos afectos tanto positivos como adversos. El saludo propiamente tal puede efectuarse a través de múltiples elementos; hay quienes usan el rostro y las manos, guiñan un ojo o efectúan un tímido “hola” con los dedos agazapados; hay quienes solo miran esperando una mirada correspondiente y una sonrisa instantánea.Existe una infinita gama de saludos estrenados diariamente, cada cual con su correspondiente carga afectiva/social.

Para saludar se requiere captar la atención de la otra persona en cuestión, esto puede lograrse a través de una acción más o menos sutil, más o menos ridícula, momentos después de haber localizado al blanco del saludo. Los pasos a seguir, tradicionalmente hablando, son :

1.- Mire al objetivo, aproxímese tanto como considere necesario (en esto influye la cercanía , afinidad o antipatía que sienta por el sujeto).

2.-Capte su atención mediante una sencilla mirada fija o penetrante, un grito, o un movimiento espasmódico de brazos.

3.- “Salude”,diga un sencilla frase, sonría un poco, recuerde algo. Si se encuentra a corta distancia de la persona, puede besar sus mejillas o aprisionar sus manos esto si el nivel de confianza lo amerita, o si es usted un loco.




Los labios esperaban expectantes a la boca que se aproximaba, cercándolos con la respiración; mas la boca profirió una frase de culpa y se alejó , y los labios se quedaron esperando, decepcionados.



La gravilla lanzaba alaridos funestos bajo las suelas de sus zapatos, el tiempo estaba gris, hacía frío y el viento llenaba de suciedades los ojos; caminamos en silencio, abrazados por un silencio incómodo.

Con tristeza observó al mundo transcurrir bajo el alfeizar de su ventana, completamente ajeno a él mientras la lluvia caía con pereza sobre las hormiguitas suicidas.

Se sentó en el sillón presa de una impaciencia paralizante, él se fue y colgó su chaqueta en la silla. En el cuadro sólo quedaron ella y la chaqueta, cuya manga oscilaba como diciendo adiós.

Ese banco es tuyo, tan tuyo que sólo te ves tú...

Lleguemos a un acuerdo, yo no le vi , toqué ni besé a usted, usted tampoco a mi. Hoy fue un encuentro fortuito, no nos conocemos, somos dos extraños. Siga usted su camino mientras yo busco el mío y aquí no ha pasado nada.

Tus pies seguían un ritmo parejo mientras bajabas los escalones de dos en dos jugando. Llegado al ultimo peldaño, me observaste con fijeza y sonreíste sin necesidad. Ese día fue el primero que derrochaste una sonrisa.

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