El picaporte restalló en toda su fibra , mientras su mano aprisionaba la manija con fuerza. Puños certeros golpetearon la puerta al instante, mientras se acurrucaba obstruyéndola.
-Déjame entrar...
Se presionó más contra la madera de la puerta, casi podía sentir su piel tibia empujando, su respiración agitada y los latidos de su corazón.
-Por favor...
El mutis más absoluto trepó por su garganta y le impidió hablar, mientras , con los ojos cerrados y la boca entreabierta, intentaba serenarse.
¿Era posible? Él seguía golpeando la puerta.Y con las manos en los oídos y los párpados apretados era como si las palabras se vaciaran en agua jabonosa y resbalaran por el piso.Etiquetas: Cuentos
2 Comments:
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aa llegue por blogalaxia. =P
saludos chauu