Cierro los ojos para no ver tu mirada triste que me mira, y tras la oscuridad del párpado se reflejan unos dientes irisados. Mientras en el techo infausto se teje una maraña inmensa de infinitas razones ,de pensamientos de bambú alterados.
Cierro los ojos y me miras tras el espejo sombrío, te desatas, te acercas, sacas una mano a través del vidrio omnipotente y me tomas el mentón entre los dedos; tu mirada me contempla con la mirada de un muerto, de una cara inacabada que se quema con el aliento del alcohol.
Me miras, tras la oscuridad del párpado te miro, enjugamos los pretextos, nos mentimos con descaro y escondemos las manos tras la espalda. Tu faz infracta se acerca a la mía y las pestañas se tocan, las pestañas se tocan y se abrazan, se funden, cosquillean en ambas narices como mariposas enardecidas , y tus dedos precisos te reflejan en mi carne. Abro los ojos y el reflejo se oculta, cierro los ojos, apareces muerto; nada más que un croquis desordenado que patalea en el vacío, nada más que un pequeño sujeto perdido tras el sofá . Reflejado tras mis párpados eres yo, ,yo soy tú , somos separados, dos maniquíes frívolos, somos dos. Tus dedos en mi barbilla se curvan prominentes, se esfuman tras un instante, y con las palmas pegadas al cristal, contra el cristal, nos miramos una última vez, te ves reflejado en mi sien, en mis entrañas y en mis costillas, preso de una frescura arcaica me soplas a voz de cuello.
Etiquetas: Poemas
Precioso, mi estimada Pekeña Saltamontes.
saludos