A veces la siento observarme desde un rincón, o tirarme de un tobillo. Su mano de trapo se cierra rodeando mi pierna e intenta trepar por ella.
¡Cómo odio aquello! Es por eso que siempre ibas a parar a un rincón, derrumbada, semi desarmada, con los ojos muy abiertos, en expresión perpleja, o entrecerrados astutamente.
No sé cual es tu intención de trepar por mi pierna y, en algunas ocasiones, colgarte de mi espalda, olvidé mencionar eso; ni tampoco conozco el porqué del pánico que siembra en mi sentir tus garritas en mi dorso.
Entonces volteo y me encuentro con tu rostro de trapo mirándome con rabiosa.seriedad o con una sonrisa irónica.
¿Quién eres y qué me recuerdas? ¿Por qué te temo tanto?
De todas formas, con un empujón siempre terminas en aquel rincón sucio, penumbroso, observándome no con rabia, sino con una expresión de estupor y hasta ternura, diría.
Habías sido bastante paciente esperando en tu rincón, hasta que por las noches comencé a sentir tus manitas tirando de mis pies hacia fuera de la colcha. Admito que supe que eras tú y te di una patada con premeditación y alebocía, pensando que te irías y me dejarías en paz de una vez por todas. Pero no, abrí los ojos y vislumbré tu cara redonda y tu pelo de lana. Me levanté con ira contenida,dispuesta a meterte en una bolsa y dejarte tirada por ahí, mas tu manita y dulce expresión me contuvieron.
Todavía tengo conflicto en admitir que, o tú creciste ,o yo me encongí; bueno, el asunto es que aprisionaste mi muñeca y me condujiste a través de un túnel, una puerta, un hueco, en realidad desconozco qué era. Pero estaba oscuro, y el aire era tibio, era como si cientos de alientos endulzaran y calentaran el ambiente.
Como si estuviera lleno de cirios, se fue aclarando mi panorámica. Y mi vista captó algo increíble, ¡no era sólo aquella muñeca, eran cientos! Y todas, si bien eran parecidas, tenían expresiones muy distintas.
Guiada por mi muñeca seguí avanzando, percibiendo on la nariz la expresión, el sentimiento de aquellas otras muñecas. La luz se fue haciendo más y más poderosa, y de pronto estuve de vuelta en mi casa.
Mi mano apretaba la manita exánime de la muñeca mía, que era yo.
Etiquetas: Cuentos
q binito esooo
emmm
ip muy lindo
ojla q estes bien vale
cuidat muxooo
q estes bmm
aioz...
un poko confuso ap a esta hora i de estar todo el dia en el cole no proseso mx jaja++
eso pero me gusto muxo serias una buena escritora me encntas com escribes com expresas tus sentimientos =)
esop
se me cuida arto besos
___*cosmiko*___
Mil besos