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Esencia derretida de mujer incipientemente delicada.
De la espalda sólo las laceradas costillas me sonríen, es la pluma de tu boca la que baila.
Es que es el gesto, el temblor, el tic irrepetido lo que convoca a tu cuerpo angustioso a la vida.
Ninguna otra mordida, ni el sonido gutural que profirió tu garganta, ni los quejidos de ninfa amoratada te recorren.
Cuerpo lánguido, brazos de caoba, espalda derretida de golpes. Mente incipiente, repetitiva, sin mente, sin risas, sin lágrimas,
Cuerpo laxo maltratado, plantas cortadas, rasguños de amor, despedida eterna de vientre terroso.
Muerte, estertor de extremidades.
Parpadeo insignificante,pupila dilatada, luz difusa.
De tu espalda los cardenales crecen, el látigo lacera tus costillas nuevamente.Otro quejido, y otro, y otro irrevocable.
Cuerpo laxo, sin fin, tortura infinita, ataduras.
Sola en el piso, desnuda, sola en el piso.
Apretados los párpados, esperando el éter del fin, y el corazón que late...late...late.
Etiquetas: Poemas
Ya no más profundidad,
por favor, te lo pido.
Ya no más profundidad,
no te cruces en mi camino.
Por favor, no vuelvas,
no mires sobre tu hombro,
no pienses que queda algo,
no pienses en las huellas del andar.
Por favor, retírate complaciente,
no midas ironías ni palabras hirientes.
Sólo no me hables más.
Enciérrate en tu ataúd,
oh,momia muda,
enciérrate y no salgas jamás.
Daré media vuelta y seguiré caminando,
no voltearé a mirar.
No creas que es tu culpa,
no es que olvidara las estrellas que me diste,
no necesito de ello.
Por eso, sólo te pido,
no voltees, no me sigas,
no me hables, no me mires,
no hagas como que me quieres,
no me olvides tampoco.
Esto no es un hasta pronto,
es un hasta nunca.
No hagas de esto una carrera
a campo travieza.
Camina tranquilo,
que yo me escabulliré
por algún resquicio de las tablas del piso.
Camina sereno,
y dile a tu espalda que es a ella
lo último tuyo que me llevo.
Camina firme y decidido,
que yo haré lo mío,
caminar,
para salvar mi integridad,
yo haré lo mío,
obviar el hecho de que te he querido.
Etiquetas: Poemas
Afuera llueve. Y las gotas de lluvia azotan cual látigo el zinc del tejado.
En el interior húmedo la tetera emana débiles vapores, y allí estás tú, titilante, absorbiendo el brillo del fuego. Reconcentrada en la barriga lustrosa de la tetera. Analizando la inmortalidad del cangrejo.
Y las llamas azules danzan y te llaman, te convocan a su orgía. Y eres una más de aquel baile descontrolado, de aquel frenesí de colores. De la temperatura tibia y calurosa a la vez del fuego.
Tomadas por los brazos se mecen en una hora interminable, y giras y el fuego te lanza con precisión a la nube de vapor.
Y flotas hasta el techo y hablas con las orugas atrapadas y te columpias en las telas de araña.Y el humo te rescata y te envuelve, y te hundes en el polvo del trapero, buceas por el piso de cerámica, nadas en la gotera más cercana. Te ahogas en ella y el tritón de polvo te rescata, te auxilia, y braceas, y braceas más, hasta que tu boca extasiada sale al exterior brumoso y se abre aspirando bocanadas de fúligo que inflan tu pecho. Estiras los brazos y te impulsas fuera, eres una pluma empapada que repta por la alfombra y rueda por el colchón de polvo.
Tocan la puerta. Sigues reconcentrada en la barriga lustrosa de la tetera. En el interior húmedo la tetera al fuego emana débiles vapores, y allí estás tú, analizando la inmortalidad del cangrejo. La puerta trona más fuerte; la persona empapada, el el paraguas colgado que chorrea cieno.
Afuera llueve, y las gotas de lluvia azotan cual látigo el zinc del tejado.
Etiquetas: Cuentos
Lunes (Vendas)
Hoy, que no sé si siento,
he salido a caminar,
pasos elevados al viento,
venda de aurora boreal.
Hoy, que soy como una esponja,
he salido a caminar,
vendas negras cubren mis ojos,
así oiré al camino susurrar.
Todo orden mecánico,
desfile de gente sincronizada,
parte del engranaje,
de esta vida automatizada.
¡Cuanta gente tan vacía!
Cuanta gente, cuanta gente.
MARTES (la calle)
Tumulto azul,
gente,olor a barquillo,
perro que interrumpe mi andanza.
E interrumpo este pensamiento fijo
de prostitutas porteñas
y de vicios y alcohol.
Y pienso que cada día soy más de ellos,
ellos que son del puñado de arroz,
ellos que son incontables y tan parecidos
como granos de arenam
ellos que te engañan de traje tornasol.
Cuanto bullicio ,
cuanta confusión,
pasos en direcciones incongruentes,
bolsas acarreadas por manos sudorosas,
y el sol, el sol abrasando las cabezas de las hormigas.
El olor a grasa pegado en el cabello,
el ruido del vaso del limosnero,
la idílica rutina diaria.
MIÉRCOLES (el atropello)
Bocinazo,
llantas pegadas al asfalto,
gente idiotizada,
la caída de un bulto de manzanas,
cuerpo inerte,
que yace en medio de la calle.
Tumulto nuevamente,
bocinazos, gritos, llantería, gente.
Pasos apresurados, ya no importa,
llegó la ambulancia,
alguien arrastra el cuerpo a la camilla.
Alocado trote calle adentro,
lejos ya el murmullo,
opresión inmerecida de canalla,
angustia calificada.
Calleja vacía de nadie o de algunos,
papeles errantes que huyen de ti.
Pasos que se detienen ante nada, lejos de aquí.
JUEVES (la plaza)
Pares, duplas, ojos,miradas.
Y todo además en una plaza,
olor a fruta, mezcla de perfumes,
sonrisas acarameladas,
intenciones mal camufladas.
Palabras de muralla,
enamorados descifrándose
a través de túneles y mallas
encuentro de miradas.
Sacan a relucir sus abrazos,
sincronía nuevamente,
mar de abrazos en tres tiempos,
helados derretidos, cabellos despeinados.
Y la triste mujer sola en un banco,
Pensando en la importancia de la nada,
en lo sublime del todo,
en lo travieso del engaño.
Ella va vendada,
hay un transeúnte de espaldas a la banca,
¿qué hace ella?
lo mira de soslayo,
y abraza a traición al transeúnte desprevenido.
VIERNES (Allá van)
tomados del brazo, allá van
acurrucados por el humo del cigarro,
allá van,
ocultos entre los cúmulos
de las flores mustias
allá van, sin ti, allá van
corriendo olas y espumas,
besándose secretamente,
murmurándose a los ojos,
a tus espaldas,
allá van.
Perforando el pavimento,
carcajeándose a destajo,
mofándose de ti,
mostrándote sus intercambios de muerte,
allá van,
como dos pavos reales,
tomados del brazo,
para que tú los veas,
allá van.
SÁBADO (la procesión)
deslizándose en un mar de pétalos,
el caminante de pies destrozados,
pies por delante,
caravana de intermitentes atrás.
su santiguar es alocado,
siejas con niños de las manos,
les dicen: ahí va el finado.
Coronas de flores inventadas,
paso lento, pasmoso,
gente curioseando
en el rostro de los enlutados.
rígido, va él,
contento de haber salido del pie del patíbulo,
de haber bajado rápido, de un clic,
el interruptor de la vida.
Y de ser llamado por otros nombres:
Occiso,pobre,desgraciado, muertito.
embotellamiento en la calle,
entrometidos que juegan a resolver,
el acertijo de quien va en el interior.
Y va a sus anchas,
deslizándose en un mar de pétalos,
el caminante de pies destrozados.
va horizontalmente,
pies por delante,
caravana de intermitentes por detrás.
DOMINGO (la oruguita)
Del resabio del sauce viejo,
ahí está,
pequeña oruga y su capullo.
De las estrellas que prometió bajar en el futuro
(abraza a su capullo)
ahí está.
Y la luz juega con su cabellera gruesa,
y su espalda se curva bajo el peso prominente,
y ahí está.
Y los pétalos florecen y el capullo crece,
sólo nueve meses,
y ahí está.
Y la gente habla y habla,
y tú sólo callas,
te muerdes el labio y
abrazas a tu oruguita,
mi niña,
ahí está.
Etiquetas: Poemas
El colchón se hunde bajo tu peso y ahí estas tú, sentada al borde, girando el torso y sonriendo de ojos y boca.
Qué emoción, que aspaviento, que fruslería verte bañada de olores deliciosos. Tan dulce, tan tersa, tan... tan ingenua.
Como siempre estás en silencio, un silencio elocuente, grandilocuente, sagaz. Y ese halo misterioso de pura luz blanca que irradias me embriaga.
Has vuelto nuevamente a mi vida, es decir, te he abierto la puerta que Impotencia azotó frente a tu faz.
Pensar que me acompañas provoca que una renovada sensación de bienestar se acurruque en mi regazo. Junto a ti has traído desde el exilio los recuerdos desterrados, los cuales has guardado ordenadamente en la caja de recuerdos que está frente a mi cama.
Ahora sólo me miras, sólo me sonríe tu sonrisa de luna reflejada en tus ojos. Tu mano de papel toca suavemente mi tobillo bajo la frazada , y comienzas a avanzar hasta que nos encaramos. Tu proximidad hierve mis lágrimas, tu aliento es mi ambrosía, y sigo aquí, preguntándome estúpidamente por qué fui cómplice de tu destierro; por qué soy cómplice de Impotencia, por qué hice tus maletas y embalé en rotundas cajas los recuerdos y los despaché certificados a casa de Olvido.
Sólo sonríes, y tus ojos de turmalina corren siguiendo mis lágrimas. Tu mano de papel seca mis lágrimas ardientes que escapan del cautiverio, y me besas dulcemente, amablemente escampas la tormenta y la confusión y secas el río en que se ha transmutado mi rostro. Sutilmente me despeinas y me envuelves con un abrazo, presiento tu consistencia áurea y piel resbalosa en mi cuello. Me aferró con emoción a ti y aspiro mucho aire para retener dentro mío tu olor, para retener tu olor a dulzura y conmiseración, para retener los recuerdos; porque ya no me importa nada, quiero que estés a mi lado.
Impotencia se ha deslizado por el resquicio de la puerta y nos observa. Va del brazo junto a locura y otro fantasma que desconozco, y me observa ya no con odio , me observa como si no me viera , como si yo fuera una vana línea trazada en el vacío , vacía de todo sentido y motivos. Creo que se va, a lo menos temporalmente, de vacaciones, quizás.
Sigo enlazada dulcemente contigo, ignorando a Impotencia. Esta, con encono ilimitado, avanza hasta las cortinas de la ventana y las aja con sus uñas. Locura las quema, y la ventana queda desprotegida.
Etiquetas: Cuentos
aquellos besos que no se dan?
Terminan aplastados
bajo la huella del zapato,
o quizás colgados
en el diario mural?
A dónde van...?
Dímelo tú...
A dónde van...?
Se quedan mecidos por las gardenias
por el viento, el soplo infernal
o transitan por ahí enloquecidos,
o se quedan a hibernar?
A dónde se destinaron
los besos errantes que envolví para tí?
Fueron mecidos por la luna
arrullados por el sol,
entibiados por mi aliento,y
humillados por ti.
Y qué fue de ellos,
después de que los rechazara?
Vagaron por el cementerio,
carcomidos por la voz de ultratumba,
bailotearon sobre las lápidas
y algunos se fugaron de mi sonrisa.
Escaparon por las rendijas de mis dientes,
buscando a su dueño,
el puerto de embarque,
los enamorados de la plaza
y la noche estrellada.
Y después...?
Después de ser consumidos
flotaron abrazados por la brisa
y se dislocaron en esqueletos
de hojas mustias de otoño.
Por la mañana fueron barridos
y sepultados junto a otros besos,
si miras por la calle,
verías sus esqueletos,
mira el asfalto y comprobarás
que es un camposanto de ellos.
Y...y los otros... los exiliados?
Terminan guardados en un baúl,
roídos por las polillas,
esperando a que vuelvas,
les sonrías,
y hagas uso de ellos.
Etiquetas: Poemas
Siento cuando sus garras se cierran en mi garganta y la anudan, el peso de su cuerpo sobre el mío y su aliento cargado de reproches.
Es violenta. Es una mujer violácea de expresión desencajada y agresiva. Su mirada electrificada está cargada de tal odio que me asusta, parece que va a estallar. Es delgada, pero increíblemente fuerte, sus uñas acostumbran aprisionar mi cuello o mis brazos para arrebatarme confesiones.
Sólo aparece en breves instantes. Camina hacia mí y me apunta con su afilada uña. Si no, se lanza con agresividad , comienza a pasearse furibunda y maldice, rompe recuerdos y lanza cosas.
Apareció después del sueño de un beso, como de costumbre. Comenzó a pasearse y me increpó:
-¿Por qué lo haces? ¿Acaso no te controlas? Te desconozco...¡te has rebajado! ¿No ves que te han cambiado? ¡ Has sido reemplazada! ¡Ya no te quiere!...-yo sólo callaba, ¿para qué oír algo que ya sabía?
Sentía la corriente de aire que producía con su paseo incesante. La cola púrpura de su vestido se atascaba en los muebles y los lanzaba lejos. Estaba pálida de cólera ante mi no reacción, sus ojos azules lanzaban destellos de fuego azulado.
Comenzó a maldecir nuevamente, y a lanzar las cosas por doquier .La miré con fijeza hasta que me observó expectante.
-Ya no me importa-le dije. Y se marchó colérica dando un portazo y arrastrando tras ella el frufrú bullicioso de su cola púrpura a través de la puerta.
Etiquetas: Cuentos