apresuras el paso o cruzas la calle,
para no mezclarte con aquellos.
Te unes a una fundación pro-ayuda a los animales,
pero eres incapaz de comprar un parche curita
a alguien que lo necesita.
Eres incapaz de salir un momento de tu
feliz submundillo,
donde todos son perfectos,
tu situación económica es perfecta,
y todos son lindos.
Eres incapaz de afrontar la realidad,
incapaz de ver el hambre y las ansias de aceptación
de otros.
Incapaz de ver la pobreza
que ronda los alrededores de tu penthouse.
Incapaz de entender por qué aquel personaje,
sí, aquel que te divierte,
al que consideras un pintoresco atorrante,
parte de nuestra cultura,
indispensable del mundo,
escarba buscando restos de comida en tu basura.
Eres incapaz de mirar a los ojos
a la anciana varicosa que obvia su dignidad por limosna,
crees que tu moneda corrupta,
arreglará el problema de fondo.
Eres capaz, (de algo eres capaz),
de cooperar
con una organización de ayuda al pobre,
sólo monetariamente, pues ni siquiera ocultas
el asco que te da estrechar aquella mano sucia
y de ver de cerca las huellas
de pobreza y dolor de aquellos rostros.
Total, qué importa si se mueren de hambre
total, son pobres porque no trabajan,
porque no saben de esfuerzos.
Lo más fácil es pedir limosna,
si ni siquiera tienen dignidad.
Mejor digámosle a aquel hombre
que se instale en otro lado,
pues, como lo consideras perezoso,
no le comprarás ni un parche curita.
Sí,mejor que se instale en otro lado,
pues gente como tú sólo vive en su mundo,
lleno de esnobismos y absurdos,
lleno de engaños y mentiras.
Y te alejarás feliz a tu 4x4,
caminarás y te acomodarás mejor la venda en los ojos.
En fin...!
Son pobres, si no los hubiera, no habría ricos!
(Escrito luego de una visita al parque Arauco... la pobreza no engrandece, y los ricos, no necesariamente son malos...pero de todos los q estan ahi , que me perdonen las excepciones, hice un retrato de carácter bien definido)
Etiquetas: Poemas
He vacilado desde la tristeza a la rabia esperando que llegues.
He perdonado, he fingido altruismo, he ensayado argumentos válidos. Me he analizado una y otra vez y me he autoconvencido de que son ciertos, de que sí hay imposibles y que he hecho todo lo que está a mi alcance.
Te pinté de recuerdo y te dejé marchar libremente.¡ Demolí murallas y frustré venganzas!. Y aún no llegas.
Los boletos ya están comprados, he seguido fielmente el itinerario.
Me he sentado caducada en la estación de trenes de sentimientos, esperando tu arribo.
No has llegado, y yo había empacado todo. Esperé que se marchitaran los lirios del jardín, que la tierra de la tumba nop estuviera fresca, que la simple lectura de aquella carta me indujera al llanto, y no apareces.
Llevas días (¡siglos, casi siglos!) de retraso.
Hace tiempo fue tu última visita...
Recuerdo tu semblante pálido, reseco, con olor a nostalgia y tus rasgos inexpresivos. Vestías de luto, y tu andar era calmado y plácido.
Todos te esperaban sin saberlo. Tú sólo llegabas, te sentabas a un lado y la gente se alegraba.
Yo estaba destrozada...hipotéticamente vegetal, mis pies me habían guiado hacia aquella estación en mi vagancia inconsciente. Cuando llegaba al andén, vi tu figura alta y hermosa viniendo hacia mí.Me cubriste con tu velo negro y el dolor cesó.
Fue todo tan repentino...
Te fuiste inmediatamente y mi boca saboreó la nostalgia.
Hoy no es repentino. La espera me resulta tortuosa, atisbo claramente a lo lejos y aguzo el oído, esperando oír el tren. Soledad e Impotencia me acompañan , Ternura espera tras la cafetería y Ausencia, que había llegado,... Ausencia, no está.
Amor se ha negado a venir... a preferido quedarse en casa, resposando.
Soledad me convida a fumar nuevamente. Impotencia rompe una servilleta, que ha doblado y retorcido, con sus uñas afiladas. Ternura juguetea con un recuerdo llamado Caricia...
El tren no llega e Impotencia comienza a pasear de un lado a otro. Soledad sólo fuma, no parece mayormente preocupado. Ternura está abstraída en el pequeño recuerdo y ya se ha olvidado a lo que venimos. Yo, yo reconozco que estoy impaciente, es demasiado el retraso, odio la impuntualidad.
Pero no me iré, seguiré esperándote eternamente... tengo miedo de salir y encontrárme aquella sombra en el camino, creo que quedarme a solas con Impotencia sería más seguro.
Mi hermoso olvido,llega pronto, por favor, abrázame y cúbreme con tu velo.
Etiquetas: Cuentos
Te escribo esta carta a ti,
si, a ti,
para que sepas que seguiré caminando,
que si un día el destino nos unió en el mismo camino,
que sepas que no lo lamento, ni lo maldigo.
Quiero que sepas todo,
hasta la última impresión,
de nuestra historia.
Quiero que recuerdes como nos conocimos,
como coincidimos en el mismo sendero,
y a medida que el camino se estrechó,
se estrecharon nuestros lazos.
Recuerda cuando nuestras palmas se unieron,
y nuestras yemas se recorrieron,
oye el eco de las voces perderse en las baldosas,
siente mi calidez,
que por unos ínfimos instantes te perteneció,
asi como yo aún siento las brasas de la tuya.
¿Te acuerdas cuando nuestras manos se enlazaron,
y comenzamos a avanzar juntos?
Creo que tropezamos con la misma piedra,
la soledad, la nada, hicieron el resto.
Ahora que contemplo el inicio de aquella senda,
me doy cuenta
que el camino se angostaba cada día más.
Se unió todo, quizás demasiada fuerza,
y poca consistencia.
Por un instante dílico supe que te quería,
supe que tu aliento causaba estragos en mí.
Supe que nunca quise ser ermitaña,
supe que quería compartir lo poco que poseía, con alguien.
Bellos momentos...
que flotan en un mar de lágrimas.
No sabes cuanto lamento que no funcionara,
ignoras como me hirieron tus palabras,
sé que yo te pagué con la misma moneda,
de indiferencia.
Mis disculpas más sinceras.
No sé como llegué a pensar,
que cuando nuestros senderos se separaron,
podría anexar otro ente
y usarlo a mi modo en tu reemplazo.
Últimamente, he caminado descalza por la gravilla
de esta senda.
No quiero compañía para olvidarte,
no quiero olvidarte,
no quiero cubrirte con otro.
Quiero que te olvides de mí,
que borres todos los recuerdos y me vistas
de inconsistencia.
No, no te guardo rencor,
las mil venganzas que planee en tu contra,
no las llevaré a cabo.
No pretendo hacer tu existencia más difícil por mi
despecho.
Lamento dejarte solo, y que me dejes sola tú a mí.
No olvidaré
tus huellas en el sendero,
sé que siempre estarán ahí,
serán un memorándum eterno,
que ni la lluvia, ni los otros pasos,
opacarán.
Seguiré caminando.
No sé desde que recodo del camino voy sola.
Mis pies descalzos
se esforzaron demasiado
para alejarse de ti.
Ya no estás,
y quizás eso sea lo más triste.
De todas maneras,
así lo quisimos todos,
no digo que fuera lo mejor.
De cualquier modo, ya no importa.
Sólo vete.
Etiquetas: Poemas
en que ese alguien
acepte
las pocas migajas
que de mi alma
ofrezco.
Ha debido ser racionada
pues algo
le ha usurpado
parte entera,
de su ser.
Sin seguros,
sin culpables,
sin alguien que pague,
ha llegado al sanatorio.
Curable, han dicho,
se receta sólo un poco de tiempo,
cariño gratis,
caricias sin costo.
También un poco de reposo,
e instalar un espantapájaros
para evitar que algo
anide allí;
un odio, una tristeza,
una rabia descontrolada,
que provocarían
que se abrieran los puntos
y vomitara pus la herida.
No,señor, aquello ya
no será posible.
Sería probable
que alguien
aceptara,
algún ladrón piadoso,
permutar las pocas migas que tengo,
por un trozo de su alma???
Etiquetas: Poemas
[]}{} Ausencia de media tarde (fantasma matutino)
5 susurros Escrito por Inevitable a la/s 9:04:00 p. m. Sentada, con los ojos cerrados, breve reflexión, en las baldosas de la ducha; siento que no estoy sola.
El agua corre por mi cuerpo, hace un desliz por la cintura y se pierde entre las piernas.
Pienso sinceramente que, en pos de de mi perdida salud mental, mi tranquilidad, mi carencia de movimiento, debo ignorar el cálido abrazo que me envuelve. El aliento que se pega a mi cuello, se adentra en mis venas y describe curvas a través de mis senos.
El agua se vuelve púrpura y purpurinamente me elevo en ese abrazo. Es abstruso pensar que ese aliento es alguien; que la ternura que me envuelve y confunde es el reflejo de sentimientos... ellos estan desterrados ya; que las incoherentes palabras susurradas al oído tienen un llano significado en el corazón.
Lamento decirte que si no es en "mi" lenguaje no entiendo. Lamento no intentar comprender el trasfondo de tus acciones.
La sombra sigue explorando mi cuerpo, mis sentidos, mis reacciones.
Ha tocado hasta lo intocable hurgando recuerdos en el alma mía, buscando la convicción de que no estoy sola.
Pero es idiota pensar que no estoy sola. Es tu ausencia la que intenta hacerse presente.
Etiquetas: Cuentos
***Conversacion con uno de mis fantasmas y fatídicas confesiones**
6 susurros Escrito por Inevitable a la/s 4:48:00 p. m.Una gélida tarde como hoy, se sentó conmigo a la mesa un anciano.
Quizá sea un detalle importante afirmar que me hallaba sola en casa, típica tarde a las cuatro.
He de decir que no me asustó. En un parpadeo reflexivo, mientras aspiraba el de la taza de té en mis manos, simplemente había aparecido en un rincón, oteado en derredor (viendo si había alguien más) y sentado frente a mí.
- "Yo lo conozco, pero no lo conozco"- pensé.
Era un anciano verde grisáceo, de cabello cano, inmensa barbilla y cara estirada ; cuyas únicas arrugas emergían alrededor de los ojos. Su aspecto general era ceniciento, y he de reconocer que su flacura y sencilleza me impactaron.
- Nos conocemos-dijo. No sé si con voz o, tal vez, usó telepatía.
No esperó mi contestación, se levantó, abrió una de las puertas del mueble y sacó taza,cuchara y plato. Voluntariamente me ofrecí a servirle té, mas se negó, y vertió el agua, preparándose un té tan cargado que se veía negro.
Mientras lo revolvía, y yo seguía maleducadamente absorta en sus arrugas, dijo:
- ¿Me esperas? ¿Esperabas algo? ¿Esperabas a alguien?- mi cuchara resbaló como por magia dentro de la taza y se hundió.
Mutis absoluto, mi boca se negó rotundamente a refutar esta aseveración. Pero el anciano prosiguió:
- ¿Por qué lo niegas? ¿Acaso es vil confesar tu debilidad, tu porfía, tu orgullo que no fue orgullo, sino que fue el grito de tu dignidad pisoteada?
"¿Acaso encierra tal perfidia el confesar que albergabas una minúscula esperanza, la más pequeña que alguna vez existió en tí, de que nada acabaría, de que tu corbardía no arrastraría a todos, al peso de los sucesos?"
Yo estaba aturdida,¿ cómo era posible que supiera lo que yo había pensado, olido y remolido en mis más oscuras cavilaciones? Negué con la cabeza, supongo que eso fue el equivalente a una tregua, pues el anciano se quedó mudo largo rato, absorto en el vapor de su té.
Un momento, la parte mas anarquista mi ser salió a flor de piel ¿Quien era él para sacarme esas confesiones? ¿Quien era él para entrar a mi casa sin autorización, sentarse sin autorización a la mesa, y tomar el té?
Sacando a relucir la soberbia, que se habái escondido encongida en un rincón del alma, conseguí articular:
-No espero a nadie, ni lo esperaré jamás. Soy yo, y sólo yo, sola.
El anciano sonrió y con esto se le marcaron aún más las arrugas y las ojeras. De uno de los bosillos de sus harapientas ropas sacó un cigarro y , con un fósforo (había tomado la caja previamente de la cocina), sin que yo lo notase, lo encendió con expresión de éxtasis.
Sonrió y pude ver sus dientes manchados e inmensos, alebosamente aspiró el humo del cigarro y lo contuvo unos instantes. Luego lo liberó, pero en mi rostro.
Creo entender ahora que aquellos no eran cigarros comunes y silvestres. No, señor, yo los llamaría cigarros de recuerdo, elaborados además con tabaco de muy buena calidad,porque los recuerdos se agolparon y las lágrimas comenzaron a correr ardientes por mis mejillas. Sembraban un camino de fuego que quemaba mi piel, y se evaporaban antes de finalizar su trayecto.
Entre los estertores del llanto fui revelando todo mi mundo secreto, mis llantos nocturnos, la alambrada en torno a mi corazón, mi debilidad, las mentiras tejidas en una telaraña, las descargas de ira en personas inocentes, la envidia que me corroía.
Una a una salieron fluídamente de mi boca. El anciano me tenía cogidas las manos y me alentaba a que prosiguiera.
En el último instante que recuerdo nítidamente, confesé la soledad que sentía, y mi corazón se agitó y quedó pasmado .
Miré al viejo de hito en hito, y creo que le ordené que se fuera.
Su silueta se difuminó lentamente, hasta fundirse en la pared. La silla donde había estado sentado seguía en el lugar habitual, sin embargo ,su té humeaba como nunca.
Era un fantasma, la soledad
Etiquetas: Cuentos
en la crispación de tus dedos,
en la torcida mueca de tu boca,
se adivinan los pensamientos.
Tu caminar cínico,
palabras, cuchillas, por la espalda,
expresión injustificada.
Y en tu dulce palabrería,
se trasluce tu odio,
se adhieren a tus cabellos,
envidia e hipocresía.
Un saludo mal dado
desató todo esto,
altruista gesto social,
cortesía cobarde,
vano intento de comunión,
imagen de mártir,
gentileza derrochada.
Fuerte deseo
de reír y devanarme los sesos,
soportar las ganas
de escupirte a la cara
la verdad de lo que sientes,
lo que siento,
la mutua aversión,
que se concentra en nosotros.
Que yo asumo como posesión,
y tu niegas con fines ingenuos.
Fracasadas están tus tentativas,
porque a mí
no me engañas.
Etiquetas: Poemas
Uno frente al otro, separados por kilómetros de olvido. Tus ojos se encuentran con los míos y tus pies osan acercarse, tus manos toman mis codos y tu boca habla con la mía. Mi al ma está rota, y ya no quiere tus caricias.
Doy media vuelta y mis piernas corren a mi orden. Huyo por una selva azul, mojada por el rocío de lágrimas. Las hojas me salpican de sangre, y las lianas se enredan en mis piernas para impedirme la huida. Tú corres atrás, aplastando malezas y lianas con tu peso. Yo sólo sigo, mejor no acortar esta distancia.
Eres más veloz, y tus dedos me rozan.
Hemos llegado a un río, el agua avanza correntosa, puliendo las piedras. Tu boca transmite palabras huecas y sin sentido.
Sin mediar me lanzo, la corriente me entierra los dedos en las costillas y me empuja al fondo. Estallo en una carcajada que me llena los pulmones de agua y los peces me toman los cabellos y me arrastran a las profundidades.
Veo un sinnúmero de algas y animales. Las sirenas se me acercan y me coronan de esmeraldas., las escamas brotan en mi piel y la hacen translúcida.
Soy un pez, y soy libre... nado eufórica y hago volutas en el agua, corro por entre las algas y me abrazo a los corales.
Mi creencia de que te has perdido en la selva se desvanece cuando tu mano aferra mi cola escamada. Retorciéndome a lado y lado logro que me sueltes y emprendo la huida a través de las rocas. Vas cerca mío, y acelero el nado para perderte. No sé cómo me has reconocido transformada en pez, sigues siendo ser humano.
Para perderte entro en una minúscula fisura entre las rocas...ja! tú no cabes allí.
Mi conciencia de pez me induce a nadar en la oscuridad más absoluta, como humano sabria decir que no lo haría.
Nado entre la arena que ataca mis ojos, y en un instante mis escamas se caen y estoy caminando.
Estoy en una abadía, llevo una túnica blanca y las pieras entre mis dedos me indican que voy descalza. Alguien está predicando allí, predicando y vendiendo seda barata.
Una mujer me toma del brazo e introduce morcillas en mi boca, la dulzura me llena por el efímero momento, y seguimos caminando hasta entrar al edificio.
Es un laberinto, puertas y entradas, rejas, habitaciones, se disparan en direcciones contrarias. Mis pies se envían solos a un lugar desconocido...Es un inmenso dormitorio común, con piso de madera y camas con sendas sábanas blancas. Da la impresión de haber estado siempre vacío, pero está limpio, las sábanas brillan de blancura; como la mortaja de un cadáver.
Jadeando por las repentinas carreras y cambios de itinerario, me tumbo sobre la primera cama y me quedo dormida.
El cansancio se extiende por mis extremidades, no puedo más...
Siento tu abrazo cobijado en sábanas blancas, que me atrapa y me hunde en el vacío. Uso la nada de fuerza que me queda para escapar, mi cuerpo está laxo.
Las campanas truenan sobre nosotros, y el anuncio que traen es terrible y solemne, la abadia tiembla, y nos hundimos...
Despierto... tú te has ido.
Etiquetas: Cuentos
Baja por las escaleras y ocúltate en la oscuridad .Será un espacio pequeño, ni siquiera caben tus preocupaciones.
No ves ni tu mano, ni tu cuerpo, la luz es un punto difuso, translúcido a lo lejos.
El frío traspasa tu carne como agujas, las manos están rojas como la sangre y no sientes tus dedos.
El silencio es atronador. Sientes a lo lejos un murmullo de pasos. No es nada, sólo un juego de tu imaginación.Cierras los ojos con alivio, el sudor frío que corría por tus manos se seca y vuelve tu alma al cuerpo.
Te acurrucas en el rincón como puedes, cierras los ojos y tratas de dormir; no puedes.
¿Qué habrá a tu lado, si ni siquiera caben tus pensamientos?
Es el insomnio. Su mano te aleja del sueño cansado, y se arrastra por tu cuerpo hasta tu cabeza. Es un espacio reducido para los dos. Él te gana.
Sientes unos ojos en tu nuca, unas garras que rascan el silencio... el impulso de correr,el miedo que te atenaza y te impide salir.
Tus pupilas se dilatan de terror, tu corazón se acelera y te quedas paralizada.
El punto de luz destella y se agranda. Lo llena todo. Unas manos te empujan fuera de tu rincón.
Te sientes extraña, perdida y vulnerable.
Ya no estás sola.
Etiquetas: Cuentos