Me corté el pelo así de corto para no esconderme de mi misma. Pero aún sigo sin aceptar que la del espejo soy yo.
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Fue extraño ver como mi barquito naufragaba en un instante,pero no me senti triste. Lo observé impávida en su último estertor, mientras mandaba mi mente callar todos los recuerdos inservibles y de cualquier índole. Después del suceso; el silencio y el mar se recogían despacio,reptando por la arena hasta alcanzar mis pies, agrandándose magníficas en un muro de agua que me envolvió: olas de color café y verde.
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Ya nunca mas será de día
Ni yo seré mas el cabo de vela perpetua
A veces se extinguen de esa manera las cosas
Y se vuelven frias
Y lejanas, como palpito de un muerto.
Etiquetas: Poemas, Reflexiones locas
Me levantó, sonrío , camino
Digo si a todo sin extralimitarme en explicaciones tegumentarias
Miro las golondrinas, cruzo con cuidado, pateo unas piedritas
Avanzo con rapidez , desconozco a un conocido,
Imagino que me miran tras las persianas,
(una vaga esperanza)
me encierro.
Miro por las protecciones de la ventana,
Levanto la basura, la sostengo contra mi pecho
Pienso, sonrío, recuerdo.
Guardo una lágrima en mi bolsillo,
Miro,camino, me pierdo, veo juguetes volando a lo lejos ,
Me desvisto, me acuesto, cierro los ojos
río con tristeza.
Al sentir como cortabas ese cordón umbilical que nos unía , sentí la muerte erguirse certera frente a mis ojos. Esperé con estos apretados el final, el éxtasis del dolor, sangre, delirio, gritos más fuertes que mi vagido de aquel instante. Dejé pasar unos segundos expectantes,mientras el cuerpo me temblaba,alienado por completo del tuyo. Miré por entre las pestañas la distancia que nos separaba, que ya no era un continente ni un mar, que se había transformado en una barrera más amplia, infranqueable. Ya no estábamos más unidos...por nada, ni siquiera la evocación de un fugaz recuerdo, y yo seguía viva, tan viva que sentía como mis visceras liberaban su amargura, como mis vellos ser erizaban uno por uno, viva, descubriendo que nadie es imprescindible.
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Si al final el sentir es un abismo sin fondo
Y se evapora como un charcoal sol
Si al final somos un microorganismo incinerado
Por esa higiene mental que nos ayuda a sobrevivir
De qué sirve sentir
De qué sirve ser animal
De qué sirve llorar, abarcar, embarcarse a uno mismo
De qué sirve taladrar con la mirada
Y perforar tu rutina por todos lados
Cambiarla y reconvertirla,imaginarla
Pintarla, dibujarla
Para borrar los trazos con alcohol
Saciar los deseos terrenales
Y escribirlo en un burdo papel
Si al final no estás
O si al final no te contienen
Si fue la última gota que rebaso el límite
Y todo se ha regado en el piso inmaculado
Si Al final todos los recuerdos se apilan en un montón de articulos usados
Y son rematados a precios ridículos.
Etiquetas: Poemas
Sé que suelo ser equitativa
Pero las partes se han revuelto a quejas
te estoy dando más que migajas
más que la ración correspondiente
tienes lo extraído desde el fondo
algo sin editar y estúpidamente complaciente
y lo ignoras..
Los otros se han quedado con sobras y restos amargos
Se han conformado con algo que hasta yo miro en menos
Y la mezquindad les trepa por la garganta.
No debería darte tanto,
Eso lo sé y me lo gritan el resto delas bocas hambrientas
No debería darte este exceso de obsesión
Pero aquí me tienes
Casi entera
Medio carcomida por tus modos ásperos
tu falta de dedicación
Aquí me tienes compartida
Tronchada en pedazos poco equitativos
Pero casi por entero tu utensilio de uso diario
Y créeme que si no tienes mi todo,
Es porque aún me queda un vestigio de dignidad.
Etiquetas: Reflexiones locas
Luego del ultraje mi yo se sentó en el rincón y se acurrucó. Yo seguía sentada en el escritorio catatónica, preguntándome porque no había hecho caso al instinto, qué significaba el ininterrumpido deseos de llorar durante un abrazo; esa sensación de felicidad moribunda. Mi yo estaba en el rincón, recogido, con la cabeza entre los brazos y las manos en puños cerrados, como atrapando la rabia. Daba lástima, se veía tan sucio... Se había marchitado como un arbusto al que le habían quitado el agua, y a pesar de que brillaba un sol a lo lejano, no era de ayuda. La luz le quemaba las hojas y se iba encogiendo, adelgazando en el rincón, tan sucio, tan gastado, tan viejo, como un papel arrugado, descascarandose junto a la pared, fundiendose cada vez más en la mugre, la inmundicia... y mientras ocurría aquello sentía que me miraba implorante, me pedía que lo recogiera y le devolviera el brillo y la pureza que un día tuvo. Y yo...yo ya no sentía nada.
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